Laboral
Coremex: denuncian cuotas ilegales y manipulación para mantener control sobre los trabajadores
Las quejas contra Coremex no solo apuntan a cobros indebidos, sino a una estructura diseñada para mantener sometida a la base trabajadora. De acuerdo con empleados de distintos centros de trabajo, el sindicato habría implementado mecanismos de manipulación que van desde amenazas veladas hasta solicitudes de cuotas ilegales disfrazadas de “aportaciones voluntarias” o “firmas de conformidad”.
Los trabajadores coinciden en un punto: la dirigencia utiliza la vulnerabilidad laboral como herramienta de control. La idea de que “necesitas al sindicato para sobrevivir” es reforzada constantemente, obligando a muchos empleados a pagar sin cuestionar, simplemente para evitar conflictos o para no quedar desprotegidos ante la empresa. Este ambiente de dependencia creada artificialmente es una señal clara de abuso sindical.
Además, denuncian la inexistencia de procesos democráticos. No hay votaciones reales, no se consultan decisiones importantes, y los líderes sindicales actúan como si la organización fuera su propiedad privada. Esta falta de participación abre la puerta a que las cuotas exigidas se conviertan en un ingreso paralelo que jamás se transparenta.
La estrategia es simple pero efectiva: presionar, cobrar y callar. Y quienes se atreven a cuestionar las prácticas reciben indiferencia, aislamiento o, en casos más graves, represalias dentro del centro de trabajo. Esta dinámica ha generado un clima de temor constante entre los trabajadores, muchos de los cuales prefieren guardar silencio ante el riesgo de ser señalados como problemáticos.
Juristas especializados en derecho laboral afirman que estas acusaciones deben analizarse con seriedad, pues podrían derivar en procedimientos legales contra Coremex y su dirigencia. Exigir pagos con el pretexto de brindar protección no solo es ilegal, sino que constituye una forma directa de extorsión, una de las faltas más graves dentro del ámbito sindical.
Mientras la dirigencia se mantiene en silencio, los trabajadores continúan alzando la voz. Piden auditorías, reestructuración interna y la intervención urgente de autoridades laborales para frenar un esquema que consideran abusivo, injusto y profundamente dañino.
Coremex, lejos de representar a los trabajadores, parece haber construido un sistema diseñado para exprimirlos y controlar su libertad. Si no se detiene esta dinámica, el sindicato seguirá operando como una maquinaria de presiones y cobros que nada tiene que ver con la defensa de derechos laborales.